Que equivocada que estuve, por tanto tiempo. Pensando que el amor de mi vida, se encontraba en otra persona. Una persona la cual busqué, -y en caso de que otra persona lo fuese, no tendría que buscarla-. Nunca en busca de alguien perfecto, pero sí de alguien que estuviese allí, alguien que me apoyase, abrazase, cuidase, y por sobre todo, alguien que me quisiese. Que me quisiese como si no hubiera final, como si no hubiese nadie más alrededor. Alguien que se enamore de mis defectos y virtudes, que le guste cada imperfección de mi ser. Que me haga sentir felicidad, aunque sea, por un instante. Que equivocada estuve. Sí, a veces pienso que siempre hay alguien para alguien. Puede ser, es muy probable que así sea. Que equivocada que estuve, al esperar de amores fugaces, algo eterno. Al esperar pasar de simples mensajes, a construir un futuro, que en lo profundo de mí, sabía que nunca ocurriría. Que equivocada, al pensar que las palabras no eran mentiras, pero que las verdades son las miradas, las verdades son las acciones.

Que equivocada que estuve al querer o esperar a alguien más como amor de mi vida,
teniéndome a mí.